lunes, 18 de marzo de 2013

Chamanes, los intermediarios del Caos





Como ya hemos visto en el artículo anterior, las figuras del Caos no son entidades lejanas y abstractas, sino que interaccionan constantemente.


Y lo hacen en una realidad (para los individuos educados en nuestra cultura occidental) aparentemente ordenada, pero en un Universo que existe gracias a la eterna lucha entre el Orden y la ausencia de él.

Para lograr el dominio sobre el Caos, aparecen unos mediadores, verdaderos agentes que negocian con fuerzas tan amenazantes como espíritus, dioses, genios... son los chamanes. En la exposición Maestros del Caos http://bit.ly/maestrosdelcaos vemos los objetos de poder -algunos de ellos realmente inquietantes- que servirán al chamán para cumplir su misión, muchos semejantes a estos de la imagen.


Por supuesto, como especialistas que son, han sufrido una dura ceremonia de iniciación, y no están solos en su tarea. Cuentan con  espíritus auxiliares, algunos muy peligrosos. Pero merece la pena afrontar el riesgo: cuanto más peligroso sea el espíritu auxiliar, mayor será el poder y el conocimiento que adquirirá el chamán.

Para acceder a los planos de existencia donde se mueven todas estas entidades, el chamán, verdadero psiconauta, debe entrar en un estado de trance chamánico que le permita suspender su "racionalidad".

No en todas las culturas chamánicas se llega a un estado alterado de consciencia de forma similar: las drogas, la danza y la música y la privación son diferentes modos de conseguir un mismo fin. En Maestros del Caos aparecen representadas todos ellos  http://bit.ly/maestrosdelcaos típicos respectivamente de la Amazonia, del chamanismo siberiano y de la "busqueda de visiones" de los indios norteamericanos.

Para terminar, aquí tenéis una muestra de como se llega a un estado de trance con la ingestión de ayahuasca, práctica habitual en el chamanismo amazónico.





3 comentarios:

blognosololiteratura.blogspot.com dijo...

Estuve viendo la exposición el otro día, y es verdaderamente impresionante. Como dices, la parte de objetos de poder es, cuanto menos, inquietante: desde luego no deja indiferente.
La exposición me pareció que estaba muy bien montada, y tanto esa parte como el altar vudú y los trajes carnavalescos que aparecen al final consiguen el objetivo catártico que también se recoge en otras vitrinas.
Gracias por la recomendación, la verdad es que merece muchísimo la pena.

Anónimo dijo...

Confiaré en tu siempre buen criterio e iré a verla.

Carmen

Andrómaca dijo...

Genial la exposición y tu recomendacion